La riqueza y significado del Camino olvidado ha quedado patente en los trabajos de numerosos historiadores europeos y de peregrinos que escribieron las impresiones de su peregrinaje a Compostela.

En ellos podemos apreciar los numerosos testimonios jacobeos que se conservan en los países del norte de Europa: innumerables templos erigidos bajo la advocación del Apóstol; la habitualidad de los nombres de pila James, Jakob, Jacques, Jakub, Jakobus; el propio nombre de la Corte británica, Corte de Saint James, y su palacio, jardines e iglesia del mismo nombre; representaciones pictóricas y escultóricas del Apóstol con sus símbolos habituales de peregrino -sombrero ancho, bordón, escarcela, vieira y calabaza-; las numerosas vieiras aparecidas en excavaciones arqueológicas y en sepulturas, así como la música y literatura dedicadas a Santiago por compositores y escritores de numerosos países europeos.

El centro de operaciones de la Liga Hanseática estaba ubicado en la ciudad de Lübeck y el Apóstol Santiago era uno de sus patronos. Recordemos que fueron muchos los peregrinos trasladados desde el Mar Báltico a Galicia en los barcos de la Hansa entre los siglos XIII y XVI.

Los marineros del puerto de Hamburgo, fieles devotos de su patrón, Santiago, celebraban cada año una misa rogativa por los peregrinos fallecidos. Plötz habla de este patronazgo, con un curioso matiz: en los frescos del siglo XII existentes en la iglesia parroquial de San Nicolás de Mölln, se ve al Apóstol Santiago recibiendo y coronando a los peregrinos que regresan a pie, en tanto que San Nicolás acoge a los llegados en barco, lo que nos sugiere que el patronazgo era compartido.

En Inglaterra, en la actualidad, se encuentran señalizados algunos de los caminos seguidos en la Edad Media por los peregrinos desde el interior en dirección a los puertos de Bristol, Plymouth, Dartmouth y Southampton, entre otros.

En Finlandia, sigue conservándose el Camino o Ruta del Buey, que atraviesa el país de norte a suroeste, por el que viajaban los peregrinos jacobeos que embarcaban en el puerto de la ciudad de Turku.

En Dublín, Saint James Gate, antigua puerta de la ciudad, estaba situada en los muelles desde los que partían los barcos con los peregrinos; si bien esta puerta fue demolida en 1734, permanece su recuerdo desde 1759: la cervecería St. James´s Brewery.

En la zona portuaria de la ciudad de Plymouth, un crucero, y un peregrino sentado al pie del mismo, una vieira y una placa de bronce recuerdan a los peregrinos que allí embarcaban.

La literatura inglesa prestó atención a las peregrinaciones a Santiago: nada menos que William Sakespeare en sus obras Hamlet y All`s well that ends well y Geoffrey Chaucer en The Canterbury tales.